mayo 29, 2007

La mentalidad empresarial como factor de éxito

Muchos traductores independientes carecen de la mentalidad empresarial para ofrecer servicios y competir en las mejores condiciones dentro de un difícil mercado de productos y servicios.
La mentalidad del profesional independiente se debe concentrar en ofrecer un servicio diferenciado y no en cubrir una vacante. Este objetivo lo logra si descubre y da a conocer su marca propia o distintitva para que sus servicios adquieran mayor valor y atractivo. Este es el concepto aplicado de marca propia, utilizado por muchos expertos como Tom Peters, Gary Hamel y Peter Drucker. “Si eres capaz de descubrir tu marca propia, es decir, aquello que te distingue de los demás, lograrás contratos de trabajo más competitivos, estables y mejor remunerados”.
¿Cuáles son entonces los puntos clave para ser un profesional independiente exitoso?
1.- Distingue tu oferta
Para que tu trabajo prospere es fundamental que sepas desde el principio qué vas a ofrecer, a quién y cómo. Piensa en algo en lo que te destacas porque te gusta y lo haces muy bien.
2.- Disciplina
Evita caer en la tentación de no organizarte; es vital desarrollar una estrategia de trabajo y cumplirla. Decide cuántas horas invertirás en tu trabajo y cuántas en buscar nuevas ofertas y preparar propuestas.
3.- Analiza tu mercado
Ofrecer servicios a locas y tientas puede ocasionarte grandes pérdidas. Define quiénes son tus clientes potenciales y sedúcelos con tus ideas. Recuerda: los clientes no vienen solos, hay que salir a buscarlos.
4.- Competencia

Para diferenciarte, además de dominar tu propio trabajo, debes conocer el de los demás. Observa cómo se mueven los demás profesionales independientes en su campo de trabajo y aprende de ellos.
5.- Finanzas en orden
La mayoría de los profesionales independientes cobran por honorarios. Debes regularizar tu actividad legalmente mediante el cumplimiento de tus oblicaciones fiscales.
6.- Capacitación
Adquirir nuevos conocimientos y destrezas te permite prestar más y mejores servicios. Los expertos recomiendan dedicar como mínimo el 10% de tu tiempo a la investigación y capacitación. Diversificar y mejorar tus servicios, permitirá que te identifiquen como un profesional que aporta ideas y soluciones innovadoras.
7.- Calidad no cantidad
Cuando una persona ejerce libremente, por lo general, cree que lo mejor es tener mucho trabajo para generar grandes ingresos y corre el riesgo de desmejorar la calidad y decepcionar a los clientes.
8.- Tiende tu red
La red de contactos es la fuente de trabajo más importante para un profesional independiente; debes trabajar en ella, desde crear tu agenda hasta fomentar el vínculo con cada uno de los contactos y saberlos mantener a través del tiempo.
En resumidas cuentas, como cualquier empresa, debemos enfocar siempre el ejercicio independiente hacia la máxima rentabilidad y eficiencia y utilizar las mismas estrategias validas para cualquier empresa. Estas estrategias contienen las claves del éxito del ejercicio independiente.

mayo 27, 2007

Los escritores sobre la traducción

La traducción
Aníbal Nazoa
De Obras incompletas, Caracas: Monte Ávila, 1969

Los italianos, al acuñar su célebre frase «Traduttore, traditore» —traductor, traidor—, se quedaron algo más que cortos: la traición es apenas una de las muchas artes que debe dominar el traductor. Este ha de ser persona versada en historia, sociología, semántica, dactiloscopia, economía política, cocina internacional y, por lo menos, otras diez o doce disciplinas auxiliares. A veces es conveniente también, aunque no indispensable, que posea algún conocimiento del idioma en que está escrita la obra a traducir. Sólo con la ayuda de este arsenal cultural podrá cumplir cabalmente sus objetivos fundamentales, es decir, reescribir la obra llevándole la contraria al autor y convencer al lector de que no existe en este mundo nada tan difícil como aprender una lengua extranjera.

Existen dos clases de traducciones: la literal y la literaria. La primera es la que se hace palabra por palabra y a punta de diccionario, sustituyendo cada término por su equivalente exacto. Esta es la forma favorita de los traductores de cables, quienes podrían ofrecer al lector de habla inglesa un Quijote que comience así:

«En cierto lugar de la Mancha, del nombre del cual no deseo acordarme, no hace un largo tiempo vivía un noble hombre de esos con una lanza en un soporte, escudo viejo de cuero y perro corriendo».

La otra es la que nos ocupa, inventada para lucimiento de los traductores, y se basa en una ley general: ningún autor extranjero escribe una sola palabra que no tenga tres o cuatro sentidos cuando menos. De acuerdo con esta ley, un traductor verdaderamente consciente de su trabajo no se limitará jamás a traducir la obra, sino que la acompañará de un «estudio preliminar» encaminado a demostrar que la traducción es mucho mejor que el original y de frecuentes llamadas explicativas con el único objeto de distraer al lector de la lectura del texto de manera que al final se quede sin saber qué fue lo que pasó ahí, pero asombrado ante la vasta cultura del traductor. Aunque también hay, por excepción, el traductor sacrificado y excesivamente generoso que se molesta en escribir un libro magnífico basándose en un original que es una lata insoportable.

El buen traductor no debe atacar las palabras y las frases de frente, sino darles un rodeo lo más largo posible; tampoco debe emplear un vocabulario demasiado corriente en sus traducciones. Así, por ejemplo, si en un texto inglés se encuentra la palabra “toad”, que quiere decir sapo, no la traducirá por sapo sino que por escuerzo; la palabra francesa « vétérinaire », altamente sospechosa de significar veterinario, será traducida por albéitar; la rusa «viesnúshka» de ninguna manera será traducida peca sino efélide, y así sucesivamente. Un recurso muy elegante es aquel que consiste en alargar o acortar las frases de forma que no recuerden en absoluto a las originales. Por ejemplo, si en un texto inglés usted encuentra la expresión inglesa “This way, please”, tradúzcala «Tenga la bondad de venir por este camino»; pero en cambio, si se encuentra con un párrafo que diga “Madam, I congratulate you on your wonderful achievements”, traduzca simplemente: «Enhorabuena!» También es altamente apreciada la labor del traductor que toma una obra ambientada en Londres por su autor y la traslada a Praga, porque a él le parece más romántico, o el que traduce las manzanas, melocotones y demás frutas exóticas por las del país y los apellidos extranjeros por criollísimos García y Rodríguez. Y un consejo final: evite en lo posible las traducciones directas: procure retraducir obras escritas originalmente en idiomas desconocidos como el malayo o el albanés y traducidas al inglés o francés. Así tendrá la ventaja de poder achacar sus errores al primer traductor.

Y ahora vamos al ejemplo. Siendo Shakespeare la víctima favorita de los traductores, que le han descuartizado sus obras empezando por los títulos (la pobre As You Like It ha sido traducida como «Según vuestro gusto», «Como os plazca» y hasta «Así es si os parece»), nada nos parece más apropiado para ilustrar nuestro tema de hoy que un fragmento del famosísimo Monólogo de Hamlet:

Hamlet, príncipe dinamarqués
Versión castellana, con numerosas notas y glosario anexo, por Ricardo J. Mastuerzo.

ACTO III - Escena 1

Entra Hamlet

Hamlet. Ser o no ser (1): ese es el asunto (2) ¿Qué es más honorífico (3) para la mentalidad (4): soportar en silencio los lagañazos y las heridas punzopenetrantes (5) de la maleva Fortuna (6), o jalar por los hierros y enfrentarse a un río crecido de molestias (7) y derrotarlo en concurso de oposición? Morir: dormirse: más nadita (8)...

(1) Mucho se ha discutido sobre la forma en que Shakespeare concibió y dio a la estampa esta frase. Aunque en la edición in Quarto de Rugg (Archibald Rugg, Middlessex 1715) el segundo be aparece con mayúscula (To Be or not to Be) es muy probable que el Cisne de Avon lo haya escrito con minúscula, puesto que es claro que no era su intención hacer un planteamiento sobre la irresolución del Ser desde un punto de vista prearistotélico, y en eso está de acuerdo Sir John Porkman, a cuya edición de Roncorough nos hemos atenido.

(2) El asunto: the question, en el original. Entre la cuestión —bastante pobre, por lo demás— de los primeros traductores de Shakespeare, el problema de Astrana Marín y la imperdonable omisión de Madariaga, quien se permite traducir la frase completa por «de eso se trata, en suma», nos quedamos con el asunto por parecernos la forma más próxima al pensamiento del autor.

(3) Aunque Astrana casi alcanzó los límites de la excelsitud shakespeariana al traducir el «nobler» de original por más levantado, nosotros lo hemos traducido por honorífico por parecernos que con esto la frase cobra algo así como un no sé qué o un estrangote. (Véase Margarito Ledesma - Poesías, México 1963, editado por Leobino Zabala) que nos fascina.

(4) Shakespeare escribe mind, que para algunos traductores es mente y para otros espíritu; nosotros no vemos por qué acudir a esas traducciones de aproximación, cuando disponemos de un término mucho más acorde con el sentido moderno de la tragedia.

(5) Shakespeare habla de slings and arrows, «hondas (o pedradas dadas con honda)» y flechas o venablos. Ante la dificultad para traducir esta oscura frase, hemos recurrido al lenguaje forense en homenaje a la objetividad, temerosos de caer en el error de otros intérpretes que recurren a expresiones colaterales como «golpes y dardos» (Astrana), «maltratos y flechas», etc., por ignorar si el egregio hijo de Stratford-upon-Avon se refiere a una honda primitiva como la del bíblico David o al moderno tirapiedras de goma o «china» de los venezolanos.

(6) Forzando un poco nuestro apego a la pureza del idioma, y arrostrando las iras de maestros como Bergua y Mc.Pherson, nos hemos permitido tomar el término rioplatense maleva para representar la idea cabal que envuelve el outrageous shakespeariano, engañosamente emparentado con el ultraje castellano a través del outrage galo. Los propios romanos, que hicieron de Fortuna una diosa, no le hubieran dado un calificativo más exacto (Véase Marcus Flaecus Lambutius, De Coscorronibus Fortunae, XII,5).

(7) To take arms against this sea of troubles, dice Shakespeare. Nosotros ponemos «jalar por los hierros» por cuanto el insigne dramaturgo no explica en su texto si esta expresión incluye armas de fuego; y traducimos this sea of troubles por «este río crecido» primero, porque un río crecido da mejor la idea de enfrentamiento, puesto que el mar bien pudiera estar en calma, aunque lo fuese de dificultades; y segundo porque es obvio que siendo Shakespeare nativo de una Isla, no podría referirse directamente al mar, lo cual habría sido tomado por un lugar común imperdonable en aquella puntillosa Inglaterra de los tiempos isabelinos. Y hemos traducido troubles por «molestias» porque nos dio la gana.

(8) No creemos necesario explicar por qué hemos preferido «más nadita» para traducir el giro «no more»: ¿quieren ustedes algo más definitivo, final, lapidario que «más nadita»? En cuanto al «concurso de oposición» por by opposing, lo ponemos allí por la misma razón aducida en la nota 7 respecto a troubles.

Aníbal Nazoa en La BitBlioteca

mayo 25, 2007

Linguax. Revista de Lenguas Aplicadas

Universidad Alfonso X El Sabio
Facultad de Lenguas Aplicadas

Secciones:
Traducción e Interpretación
Idiomas
Comunicación y Lingüística

http://www.uax.es/publicaciones/linguax.htm

mayo 24, 2007

¿Qué es la traducción?

Quizás uno de los conceptos más exactos de traducción que he encontrado es el de Octavio Paz (1985) en su libro Pasión Critica cuando dice:

"...Todas las literaturas son metáforas o metonimias de las realidades no verbales que pretenden reflejar. No hay textos originales: todos son la traducción, la metáfora de otro texto. El lenguage mismo es una traducción cada palabra y cada frase explican (traducen) lo que quieren decir o significan otras palabras o frases. Hablar es un continuo traducir dentro de una misma lengua...". p.82

La gimnasia traslativa

A través de los años como profesional de la traducción he aprendido que es necesario mantener una rutina de gimnasia traslativa para evitar el atrofiamiento y rigidez por desuso de los músculos de la traducción. Se trata de ejercicios variados y frecuentes entre un encargo y otro de traducción para ejercitar los músculos de la traducción y fortalecerlos. ¿No les ha ocurrido que después de una semana o más sin traducir, no encuentran la palabra o frase exacta o la redacción no fluye como debe ser? Ese es el síntoma típico de la falta de gimnasia traslativa.

La rutina consiste principalmente en ejercitar habilidades y destrezas para mantenerse listo y en forma para el próximo encargo. Un ejercicio que disfruto mucho es el de traducir textos al azar de manera inusual, como por ejemplo traducir sin leer el texto completo y comenzando por cualquier parte. Después dejo la traducción a un lado y en otro momento libre, leo todo el texto, investigo, elaboro la terminología, analizo las dificultades y lo traduzco completo. De esta forma, puedo medir mi capacidad o falta de capacidad de improvisación y respuesta rápida a dificultades de traducción, al revisar los textos traducidos, sin preparación ni conocimiento del texto y compararlos con la traducción razonada y trabajada. Este ejercicio sirve de mucho para convencerse de que el desconocimiento de la totalidad del texto y la falta de trabajo previo antes de la traducción, casi siempre produce resultados desastrosos y sirve además para abstenerse, aunque el encargo sea voluminoso, de empezar a traducir, sin antes leer bien y familiarizarme con el texto. La tentación siempre está al acecho, conocer los resultados de caer en ella, nos ayuda a evitarla.

Otro excelente ejercicio, es anotar todas las expresiones que escuche o lea durante el día y que me parezcan muy difíciles de traducir, las colecciono y las guardo en un archivo para usarlas después como ejercicios. Primero, traduzco a la segunda lengua y las guardo. Después de un tiempo, vuelvo a traducirlas al español. Es interesante descubrir cómo se olvidan las frases exactas en español y ver los cambios que se producen al traducirlas del inglés. También, es sorprendente descubrir como quedan grabadas en la memoria exactamente las unidades de mayor dificultad. Este es un ejercicio de memorización como ningún otro.

Otra rutina efectiva, es revisar traducciones ya realizadas por uno mismo y buscar nuevas y mejores opciones de traducción. En el apuro del cumplimiento del plazo de entrega, no se puede dedicar tiempo a la creatividad desbordada, pero después con más tiempo y sin presión, se pueden buscar varias formas de traducir una misma frase, oración o párrafo, analizarlas, criticarlas, compararlas y elegir alguna que nos parezca la más acertada de todas y justificar la elección. Este ejercicio nos permite detectar errores para no volverlos a cometer jamás, profundizar el dominio de los recursos sintácticos semánticos y estilísticos, mejorar la capacidad de autocorrección y autocrítica y afinar las técnicas y métodos de traducción. .

Traducir pequeños trozos de autores o temas que nos atraen y fascinan por pura diversión es excelente, porque nos conecta con la pasión por lo que hacemos. Lamentablemente, muchos de los trabajos no son tan divertidos ni estimulantes como quisiéramos, pero si de vez en cuando, buscamos despertar el gusto por nuestra labor diaria, empezamos a disfrutar más cada encargo por desmotivante que éste sea.

También es excelente el análisis y critica de textos bilingües publicados en sitios Web institucionales, empresariales o de cualquier índole, para encontrar otras formas más originales de expresar las ideas, aprender vocabulario especializado desconocido, y quizás hasta para reírse o llorar un poco con los desatinos, incoherencias o barbaridades con las que a veces uno se encuentra en los sitios bilingües o plurilingües en la Internet.

Otro ejercicio que forma parte de la rutina es el de redacción con palabras propias de diferentes tipos de textos. Por ejemplo, las instrucciones para manejar un equipo electrónico cualquiera, una nota de prensa sobre cualquier acontecimiento, un anuncio publicitario, en fin cualquier texto que se me ocurra. Siempre cambiando de tipo texto cada vez que se haga el ejercicio para poder ejercitarme en diferentes tipologías textuales. Escribir los textos libremente en un principio, pero después investigar sobre el tipo de texto, buscar ejemplos de textos bien escritos, y revisar el texto nuevamente para mejorar la redacción de acuerdo con lo investigado. Este ejercicio nos da mucha versatilidad de redacción, nunca sabemos qué texto nos va a tocar y es mejor conocer la mayor cantidad de tipos de textos posibles y saberlos redactar bien o por lo menos tener una buena bibliografía con ejemplos para cuando se presente la oportunidad.

A veces aventurarse a armar textos con ideas sueltas de diferentes textos y tratar de darles sentido y coherencia, resulta ser un juego entretenido que nos obliga a pensar de otra manera y a buscar estrategias de organización y redacción que de otra forma no se nos hubieran ocurrido. También reflexionar sobre cualquier tema y escribir nuestras reflexiones, nos aligera la palabra y la pluma. La redacción en la lengua materna es quizás uno de los obstáculos más difíciles a vencer para el traductor. Todo traductor tiene que saber escribir bien y escribir por cuenta propia, no por cuenta ajena como cuando traducimos.

Ejercitarse da elasticidad y soltura. Se es traductor profesional cuando la práctica es constante y se es honesto con el cliente cuando se dedica tiempo y esfuerzo para dejarlo satisfecho con nuestros servicios. Lo logramos, si somos buenos traductores cuando el deber nos llama, pero también cuando nos planteamos nuestros propios retos y afrontamos nuestra profesión con creatividad y esmero. El placer de traducir no es tanto con los encargos de trabajo reales cuando la presión y la obligación nos distraen. Disfrutar, experimentar y gozar la traducción sólo es posible cuando la afrontamos como una práctica gimnástica divertida, capaz de hacernos superar nuestras barreras y el límite de nuestras posibilidades.

En fin, para desarrollar y fortalecer los músculos, cualquier rutina puede resultar válida, sin embargo, su efectividad en el tiempo dependerá en gran medida de la iniciativa, constancia e imaginación de cada quien.